La cruz está protegida por una verja de hierro, rodeada de flores, velas y ofrendas vecinales.
La cruz, al igual que tantas otras, sufrió la furia de las revueltas anticlericales durante los momentos más turbulentos de la Segunda República (1932), El Cristo fue arrastrado y destruido por los soldados republicanos cuando estalló la Guerra Civil, pero los vecinos ocultaron los fragmentos en sus casas y más tarde lo reconstruyeron con grapas debiendo ser restaurada profundamente, de ahí su apodo de “Cristo de las Lañas”, por las grandes grapas de hierro con que se unieron sus fragmentos.
Al igual que la cruz de San Nicolás, anuncia a modo de heraldo pétreo, la proximidad de un lugar sagrado –la iglesia–, constituyendo en sí misma, a la vez, un objeto sacro y simbólico.
Sabías que ...
Hace algunos años se ha restaurado y las lañas se han conservado, para que no pierda su esencia, pero las lañas de hierro se han sustituido por acero inoxidable.
El nombre del Cristo de las Azucenas proviene de un hortelano de la huerta de Santa Isabel la Real, puso en el cuadro que representa al señor, un ramo de Azucenas, cuyas flores se dice, que brotaban después de marchitas.
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