Sus canalizaciones recorrían las laderas del Cerro del Sol para adentrarse en albercas, baños y jardines de palacetes, villas y almunias de la realeza árabe .
Situarse junto a la entrada del aljibe de la Lluvia, es contemplar once siglos de historia
La Dehesa del Generalife, durante la época de esplandor del reino nazarí de Granada, fue el lugar de descanso para los gobernantes de La Alhambra. Por ello, se construyeron numerosos alcázares y palacios de recreo, como el Generalife, el palacio de los Alixares o el de "Dar al-Arusa", que traducido viene a decir "Casa de la Esposa". El agua, empleada por los nazaríes como elemento estético o decorativo, sataba en surtidores, colmaba albercas e irrigaba magníficos jardines.
Los Albercones situados junto al Aljibe ,servían también para almacenar el agua, antes de distribuirla.
Se trata de un aljibe construido en argamasa y ladrillo, de planta cuadrada. El espacio central, se encuentra cubierto por una bóveda baída que descansa sobre cuatro pilares con forma de cruz.
Estos pilares definen la divisón interna del aljibe en nueve espacios, la nave central y otras ocho naves, cuatro de las cuales están cubiertas por una bóveda de rincón de claustro y las cuatro restantes con una bóveda de medio cañón.
Lo que se aprecia a simple vista es parte de las bóveda del aljibe y del muro exterior y su puerta de acceso, desde la cual se bajaba por medio de una escalinata al interior. Sin embargo, la abertura por la que se recogía el agua de lluvia (situada sobre la bóveda del espacio central) y los canales de recogida de las aguas de escorrentía, están enterrados.
El Aljibe de la Lluvia se conserva todavía en relativas buenas condiciones, quizás porque ha sido empleado más modernamente, como demuestra la alberca, de construcción posterior, con la que éste conecta.
La Dehesa del Generalife, unos de los espacios que no hay que dejar de visitar.
Visitar el Aljibe de la LLuvia es rememorar tiempos en los que algunas obras de ingeniería eran ya un ejemplo de sostenibilidad y adaptación al medio natural. Es también conocer la leyenda y los misterios del Cerro del Sol, de las laderas que ziríes y nazaríes convirtieron en la colina de los reyes. Está en pleno corazón de la Dehesa del Generalife, casi en el centro geográfico de un territorio en el que se asentaron las almunias, grandes huertos y palacetes árabes durante más de 700 años y crearon el llamado Parque de Invierno
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