sábado, 9 de mayo de 2015

Plaza de Bib-Rambla



Su origen se remonta al periodo nazarí,Si bien en la época musulmana fue escenario de los intercambios comerciales, en otros periodos fue en esta plaza donde se desarrollaban justas, corridas de toros y fiesta en general.

Al llegar la tarde, la plaza de Bib-Rambla se llenará de gorriones y de palomas con su piar estridente, hasta que el silencio se apodere de la plaza, con la caída de la noche.


En su configuración actual es una plaza de corte rectangular presidida por la fuente de los Gigantes de motivos paganos y detalles bucólicos propios de una plaza comercial. En los extremos de la plaza se halla decorada esplendorosamente por las farolas fernandinas de hierro de finales del siglo XIX

las farolas, kioskos, y los Tilos (arboles) caracterizan esta plaza.


Las farolas provenientes de una fundición hispalense.

Los típicos kioskos de flores, el Ayuntamiento da paso a otro tipo de licencias.

Esta cafeteria ha sabido buscarse un sitio en esta plaza a lo largo de los años.


 Los reyes Isabel y Fernando debieron elegir a Bibarrambla como plaza de encuentro de sus convecinos al no hallar en la ciudad plaza mayor. Es cierto que el Campo del Príncipe rivalizó con ella en importancia, pero muy pronto se dividieron las competencias, pasando las lúdicas de torneos y juegos de cañas al Campo del Príncipe y reservándose las corridas de toros para la de Bibarrambla.

Bib al-Rambla, Bib -Ramla, Bibarrambla, así la llamaron unos y otros. Los cristianos, tras conquistar Granada, debieron sentirse atraídos por el misterio de aquel nombre, nombre raro y difícil de pronunciar. Resulta irónico que los Reyes Católicos, tan intolerantes para otras cosas, asumieran con paciencia la denominación de la plaza y así la vemos en los planos de la ciudad a través de la historia, desde la Plataforma de Bibarrambla de Ambrosio de Vico de 1616.

 Fototeca: Autor desconocido.
Alonso Cano, ubicado antes en esta plaza emblemática.

Sabías que ...

la fuente que hoy la decora, la que popularmente llaman de los Gigantones, sustituyó a la estatua de Fray Luis de Granada que había sido colocada allí en 1910. La estatua del santo pasó, finalmente, a la plaza de Santo Domingo, donde hoy se encuentra.

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